miércoles, 19 de diciembre de 2007
viernes, 14 de diciembre de 2007
Indocencias de Rosario Troncoso Gonzalez
HUIR DE LOS DOMINGOS
Para huir de los domingos
me haré cómplice del viernes.
Sanaré las palabras enfermas
de cobardes silencios de lunes.
Pintaré las paredes de tu alma
con colores de veranos
deseados, inventados todos
para huir del invierno.
Huiré del abismo a mis pies,
escondiendo mis temores de víspera,
sin llegar al cruel recordatorio
de la caducidad de mis días.
BULIMIA
El cuerpo sobra, duele.
Culpable envoltura
que no reconozco…
Sangra malherida la voz,
yaciendo al borde mismo
[de lo absurdo.
Con la vida a trozos,
entre los dientes
oigo el eco de días
que ya no existen…
Invento delirios,
locuras de boca compulsiva,
que alimento de vacíos abismos
huyendo de mi farsa
[tras el espejo.
Ya no existo, ya no soy
no estorba ahora
[la carne.
Llega la negrura,
famélica quietud
escombros del alma
[polvo de huesos…
Para huir de los domingos
me haré cómplice del viernes.
Sanaré las palabras enfermas
de cobardes silencios de lunes.
Pintaré las paredes de tu alma
con colores de veranos
deseados, inventados todos
para huir del invierno.
Huiré del abismo a mis pies,
escondiendo mis temores de víspera,
sin llegar al cruel recordatorio
de la caducidad de mis días.
Poema extraído del poemario “Huir de los Domingos”
ISBN 10:34-8434-382-0
ISBN 10:34-8434-382-0
BULIMIA
El cuerpo sobra, duele.
Culpable envoltura
que no reconozco…
Sangra malherida la voz,
yaciendo al borde mismo
[de lo absurdo.
Con la vida a trozos,
entre los dientes
oigo el eco de días
que ya no existen…
Invento delirios,
locuras de boca compulsiva,
que alimento de vacíos abismos
huyendo de mi farsa
[tras el espejo.
Ya no existo, ya no soy
no estorba ahora
[la carne.
Llega la negrura,
famélica quietud
escombros del alma
[polvo de huesos…
Indocencias de José Manuel Benitez Ariza
Villancico 2006
Todo vuelve y nada vuelve,
como este sol melancólico
de finales de diciembre.
Este sol que brilla sobre
las inquietudes de ahora
y las certezas de entonces.
Y el niño que fui una vez
–el niño que ya no soy–
dicen que ha vuelto a nacer.
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